domingo, 20 de mayo de 2012

Algunas de las leyendas mas comunes en el centro de quito son:


El gallo de la catedral  es una leyendo muy común que se cuenta en Quito.
si desea saber más de ella visite la página dando un clic  en la palabra gallo que esta señalada en negrita.


Otra de las leyendas más conocidas es ¨El Padre Almeida¨
Clérigo franciscano quiteño de finales del Siglo XVII, quien de un novicio recatado se convirtió en un pícaro y divertido.Clérigo franciscano quiteño de finales del Siglo XVII, cuyo nombre completo fue Manuel de Almeida, quien de un novicio recatado se convirtió en un pícaro y divertido por la influencia de sus propios compañeros.
El padre Almeida acostumbraba a salir por las noches con objeto de participar de las jaranas en la bohemia de ese tiempo en compañía de ciertas devotas. Cansadas las autoridades franciscanas de su escandaloso comportamiento, decidieron trasladarlo del Convento Grande a la Recolección de San Diego; sin embargo y a pesar que las escapadas eran más difíciles, el padre Almeida no logró enmendarse.

Al parecer, éste utilizaba la imagen de un gran Cristo como escalera para subir hasta una alta ventana ubicada en el Coro de la Iglesia y de allí saltar a la calle. Tanto abusó de este recurso que cansada la imagen de Cristo, una noche le imploró: 'Hasta cuando padre Almeida', sin embargo las ganas de divertirse del clérigo impidió que se atemorice, por lo que lleno de cinismo y picardía contestó 'Hasta la vuelta señor' .

La mayoría de las versiones señalan que al regreso de la juerga, el padre Almeida tomó conciencia de lo vivido y recapacitó, pidiendo perdón a la Divinidad y corrigiéndose desde entonces. No obstante otras versiones indican que el padre Almeida solamente se arrepintió cuando, al amanecer de vuelta al convento, presencio sus propios funerales. 

El padre Almeida encarna la picaresca colonial, y su brillante respuesta a la imagen del Cristo, expresa la necesidad de hacer prevalecer el ingenio sobre la resignación, el hedonismo sobre el ascetismo. De todas maneras, la leyenda fue utilizada como medio de intimidación y sanción moral a la conducta concupiscente de los religiosos de la época.


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